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febrero 2.020 nº 28
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AL SERVICIO DE LA PAZ Y LA CULTURA HISPANO LUSA
COLABORAN: Adrián N. Escudero (Argentina)…Jorge Bernabé Lobo Aragón (Argentina)…Elsa Lorences de Llaneza (Argentina)
DE UN ACTIVISMO A FAVOR DE LA VIDA
Esc Prof.Adrián N. Escudero
Argentina
Los que pretendemos apoyar, luchar y enarbolar banderas de cambio y de resistencia creativa, tenemos que participar en la creación de nuevas formas, teorías hipotéticas y prácticas que conduzcan a la búsqueda de la diferencia que haga la diferencia – Joseph Berolo Ramos (2018)
Dice el Poeta de la Paz, Joseph Berolo Ramos, en dos fragmentos finales de su formidable y breve ensayo sobre el activismo solidario y fraterno:
“(…)¿Es la hora actual propicia para la tristeza y por lo tanto para el debilitamiento de nuestra fuerza espiritual y de casi toda otra capacidad intelectual, física y aún bélica, para actuar ante el terrorismo omnipresente y destructivo que cunde sin límite ni tregua por todos los rincones del universo? ¿O lo es del más alto espíritu de recuperación de nuestra voluntad de reconquista del bien perdido? Dada la posición defensiva, por no decir terrorista, en la que se colocan ocasional o permanentemente los movimientos rebeldes y grupos de alternativa, se hace obligante el combatir tales posiciones y tendencias, a través de la creación de situaciones de resistencia contrarias a las de la belicosidad, que produzcan la diferencia que haga la diferencia. Víctimas o testigos «sobrevivientes» del horror globalizado, nos corresponde utilizar como respuesta, la Declaración del Manifiesto de Buenos Aires (1999), en su aparte inicial que llama a «la creación de vínculos de solidaridad total que conduzcan al derrocamiento de toda forma de aislamiento y confinamiento de nuestra existencia en celdas de miedo y de tristeza”.
Al romper tal aislamiento y despejar de tiranías todos los reductos donde tejen la diabólica red de terrorismo y de conspiraciones macabras contra la humanidad, podremos cumplir el compromiso que tenemos como poetas y escritores de fomentar un activismo propio y decidido que nos conduzca a operar no en «contra» sino más bien a favor de ´La Vida´. Nuestras son las posibilidades de resistencia creativa que nos permitan el desarrollo visible personal y colectivo, de un activismo verdaderamente transformador de nuestra precaria condición humana».
O la esperanza contra toda esperanza… (Romanos 4, 18 – San Pablo), sintetizamos. Y sobre la base cristiana precisa que nos lleva a considerar lo siguiente:
Y es que el servicio no es una ideología.
El activismo del Amor no es una ideología. El servicio desde el Amor no es una ideología.
Cuando se pregunta a un católico cuál es la bandera del cristianismo, muchos señalan a los colores del Estado Vaticano.
Pero la verdadera Bandera de todo cristiano, milite en la porción de la Iglesia Única de Cristo Jesús en la que milite –en realidad, sirva, misione-, es un TOALLA. La misma toalla que utilizó nuestro Redentor para lavar los pies a sus discípulos.
Por lo demás, sostiene el consagrado escritor colombiano:
“El hombre y la mujer de nuestra época”, declara el Manifiesto, «vive en la certidumbre que la complejidad de la vida es tal, que lo único que puede hacer, a riesgo de complicar aún más su situación, es someterse a la disciplina de la economía, los intereses serviles y el egoísmo«. Es precisamente dicha incertidumbre, léase, Impotencia y Tristeza, lo que nos conduce al sometimiento forzado y aparente aceptación de sistemas restrictivos de nuestra auto-eficiencia, potencialidad, capacidad decisoria y ordenamiento personal– no siempre dirigido a gusto de nuestro destino individual y colectivo. «La tristeza social e individual nos agota y nos convence de no tener ya más a nuestra disposición los medios para vivir una vida verdadera; por lo tanto, nos sometemos, cargados de tristeza, al orden y a la disciplina de la supervivencia» (…)”, agrega el manifiesto citado.
Supervivencia. Palabra definitoria de la triste condición de la humanidad en este largo amanecer del llamado Siglo de «Prosperidad y Tecnología«. Dada le enormidad del tumulto humano, atribulado ante las plataformas demenciales de los terroristas de todo talante, posición e investidura, los beneficios de la «Prosperidad» tienden a desaparecer y se hace previsible augurar nuevas y más horrendas tiranías instigadoras de mayor tristeza e impotencia. «El tirano requiere de la tristeza de las masas, porque en tal condición cada uno de sus miembros está aislado e impotente en su propia celda de amargura (y) dentro de un mundo virtual e inquietante… Desgraciadamente el hombre, a su vez, necesita al tirano para así poder justificar su tristeza”, subraya el documento de marras.
Es indispensable y vital reflexionar sobre la impotencia causante de la tristeza, cuando es percibida, sentida y sufrida ante la presencia de fuerzas externas aparentemente superiores a nuestra capacidad de resistencia. Aún más, el tema es obligante cuando dicha impotencia se vuelve anímicamente dolorosa, y por lo tanto escurridiza, en su carácter sensual-sexual, precisamente por la represión obligante o instintiva que, de nuestra potencialidad, hace el terrorismo, incapacitándonos para hacerle el Amor a esa hermosa mujer que llamamos Paz. Parecería por los hechos sucedidos el 9-11 del 2001 y la horrenda escalada de infamias, atrocidades y amenazas a nivel mundial, que nada nos conmina a acciones erradicadoras de tanto mal que nos aflige; ni la amenaza de una guerra sin cuartel entre todos los humanos y por cualquier cosa –en lo que nos toca como colombianos –sostiene Berolo-, LA VIOLENCIA sin rostro que nos aflige y desconsuela ni el ya no tan fantasmal ni invisible personaje del Terror globalizado (…)”.-
No obstante, la fe cristiana tiene por decir y por hacer. Ya que caminamos en el Tiempo de la Existencia entre los consuelos de Dios y las tribulaciones del mundo.
La virtud de la humildad, que no se postra en la indignidad, nos alienta a aferrarnos a un verbo lo suficiente multiplicador de cosas buenas, bellas y verdaderas, como lo es el servicio desinteresado al prójimo en un horizonte de patrias sin fronteras, y unidos por la fraternal comunión que nos deviene del Ser Humanidad.
Y ese verbo esencial y sustancial es SERVIR. Porque servir, es inclinarse humildemente ante el prójimo para consolarlo en las cruces de su vida, como lo hiciera el Buen Samaritano. Y en tanto damos, recibimos, como Ley Universal del Amor Ofrenda.
Y nosotros, los literatos, tenemos un bien al que consagrar nuestras vidas como instrumento de servicio a Dios y al prójimo, y como signo del mencionado Amor Fraterno y Solidario: la Palabra. Con minúsculas y con Mayúsculas. La primera, devenida sin duda de la Gracia que proviene de la Segunda.
Ejercer digna y responsablemente nuestro oficio en favor de la (p)Palabra, y brindarlo al través de efectivos medios que nos congreguen en comunidad de fines y medios (caso del Magazin ARISTOS INTERNACIONAL o del Foro UNILETRAS-SJ SIGLO XXI), y cada uno conforme los talentos recibidos para la ocasión, es la primera condición para un activismo cultural positivo y fructífero. Pues dando, se recibe.
El cultivo de la palabra, para el literato, es como la oración para el misionero. Hacer esto sin descuidar aquello, porque hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa (Eclesiastés 3, 1 y cc.).
¡Crea y comparte! ¡Ora et labora! ¡Paz y Bien Común